jueves, 28 de enero de 2010

Adolfina y Mamá Tingó

Hola compatriotas;

 

Por ahí viene el trigésimo aniversario de uno de los actos más abominables de toda nuestra historia: el asesinato, por parte del estado, de una mujer, por ser negra y pobre.

 

De hecho su nombre es Adolfina y no Josefina… si la confusión es por el ina, debemos pues llamarle Heroína, no por la razón de la guerra en Afganistán, sino por el sustantivo femenino de la persona que hace un acto heroico.

 

Para todos nosotros los que escuchamos el Himno Revolucionario y le añadimos al final puño en alto… ¡Viva Puerto Rico libre, justo y soberano! Además de un ¡Todo Puerto Rico Machetero! Pues déjenme indicarles que Adolfina o Heroína, se defendió en lucha desigual con un machete, ante un pelotón de fusilamiento.

 

Abajo alguito de la biografía de Mamá Tingó. Gracias a Haciendo Punto en Otro Son, por de alguna forma en su canción: SALVE PA' SUBIR LA VO, nos relacionó y nos señaló que Adolfina era nuestra Mamá Tingó; y don Tite Curet Alonso nos trajo "El Desahucio" en la voz de Rubén Blades.

 

Hay que recordar que a Mamá Tingó la asesinó un particular y sabemos quien fue… tiene nombre.  Fue asesinada delante de su esposo.  Adolfina fue asesinada por la policía (el estado), frente a su esposo e hijos… aún no sabemos quién lo hizo.

 

La semana de la conmemoración del Adolfinato, es para mí muy interesante: el jueves 4 de febrero cumple años una amiga muy especial.  El viernes 5, se conmemora 20 años (febrero 1990), de la desaparición física de Sylvia del Billar, defensora de lo negrista y que contribuyó a quitarle la venda al Instituto de Cultura en su afán de resaltar sólo lo europeo de nuestra cultura.  El sábado 6, a recordar el Adolfinato.

 

Admiración, respeto y cariño;

 

José A. Benítez

  

* * * * *

Florinda Muñoz Soriano (Mamá Tingó), nació el 8 de noviembre de 1921, hija natural de Eusebia Soriano. Fue bautizada en la parroquia Espíritu Santo de esta

comunidad de Villa Mella, el día 6 de diciembre de 1922. Contrajo matrimonio con un campesino llamado Felipe con el cual procreó una familia.

Fue una líder campesina de nuestro país (República Dominicana) que, se destacó por defender el derecho que tiene el hombre y la mujer del campo de labrar la tierra, esta lucha era por la recuperación de tierras que estaban en manos de terratenientes , políticos y militares que las habían adquirido de manera fraudulenta, adueñándose de prados y hatos que habían sido cuna y medio de trabajo y subsistencia para unas 350 familias congregadas en La Liga Agraria Cristiana.

Mamá Tingó es considerada un símbolo de la lucha por la tierra y un ejemplo de la mujer rural en la defensa de los derechos del campesinado en todo el continente.

Murió asesinada en el periodo conocido por los 12 años de  Joaquín Balaguer, el 3 de noviembre de 1974, en Gualey Hato Viejo,  Yamasa.  Murió de manos de Ernesto Díaz, quien la asesinó al ella interponer una querella en contra del terrateniente: Pablo Díaz, le segó la vida frente a su esposo.

A la hora de su muerte tenía 53 años de edad.

El primero de noviembre de cada año se conmemora el aniversario de su muerte.

 En octubre 2005, el entonces síndico del municipio Santo Domingo Norte, licenciado  Daniel Carvajal Louis, desvelizó una tarja en su honor.  La tarja está en la plaza del mismo nombre, en El Cruce de la Bomba, en la carretera que comunica a Yamasá con Guanuma. 

miércoles, 27 de enero de 2010

Presencia de Adolfina en nuestros artistas

Adolfina/ Mayra Santos-Febres
Domingo, 6 de Febrero de 2005

Ohé ohé
que llegó la policía
sin ton ni son
como llega a Medianía
Son cimarrón a Adolfina Villanueva/ Edwin Reyes.

Cuentan los que la conocieron que ella no era una débil criatura de trato dulce, ni una madre abnegada y mujer sufrida. Cuentan que fue una negra dura. Que por dura fue que tuvo los seis hijos que tuvo, por dura fue que levantó casa en aquellos predios de Medianía Alta que el 6 de febrero del año 1980, a las 10:00am, la Iglesia y el Estado le querían arrebatar. Que por dura fue que salió machete en mano a enfrentarse a los policías que cercaron su casa en la cual vivió con su marido, Agustín Carrasquillo, por 14 años, en terrenos que la familia Villanueva había habitado por casi un siglo y que ahora le querían arrebatar. Que a ella no la amedrentaban con poca cosa. Cuentan los que la conocieron que era una negra dura, Adolfina Villanueva.

En la prensa la describieron como siempre describen a las mujeres de su calaña: flaca y fibrosa, con el ceño fruncido, oscurísima como un animal de mangle y con la quijada apretada. Así siempre describen a las mujeres de la estirpe de Adolfina, a esas mujeres que se resisten a ser las obedientes servidoras. Así describieron a Luisa Nevárez Ortiz, primera mujer condenada a muerte en Puerto Rico en el 1906, en el diario La Correspondencia - negra, flaca, hombruna. Por vestirse de hombre y retar el poder sindicalista masculino metieron presa a Luisa Capetillo también a principios de siglo pasado, en Cuba. Y por esos tiempos también cayeron presas bajo el Código del Reglamento de Higiene del 1886 muchas mujeres que los documentos oficiales definían como "unruly" (ya para la etapa de los gobiernos militares gringos en P.R.). Mujeres duras, que parían y trabajaban y sabían pelear a lo macho, como Adolfina Villanueva. Mujeres que se resistían a ser, por ejemplo, las Mamá Inéses legendarias que aún hoy aceptamos como el epítome de la buena mujer menor (por ser "de color" o ser de una clase inferior); la matrona sonriente y resignada que le cría los hijos a las amitas para que ellas no pierdan su figura. Ya sabemos de sobra que por buena y resignada que se sea, nunca se llega a Virgen, a Santa; si acaso a sevidora de la Reina Madre a la que se le contempla arrobada mientras Ella asciende a los cielos, coronada por la luna y las estrellas. El pecho de la Virgen tan níveo que jamás toca la boca de sus críos. Es la nana, la Mama Inés vacuna la que con su leche oscura los alimenta, siempre dando, siempre dando. Adolfina Villanueva no era así. Ella salía guerrera, machete en mano, a exigir su pedazo de tierra, a reclamarlo con su sangre si preciso. No iba a reconocerle al Cardenal Luis Aponte Martínez ningún poder, al Sargento Víctor Estrella ni al Comandante Angel Luis Hernández Colón, a cargo del operativo de desahucio, ninguna potestad sobre ella, sobre su hacienda, sobre sus hijos. Salió machete en mano y, tal vez sin quererlo, los desnudó ante los ojos públicos como lo que eran, asesinos al servicio del poder. Hasta el alto representante de la Iglesia, con su mitra colorada y su falso temple de santo, se mostró como lo que realmente era. Después quiso, como Pilatos, lavarse las manos, explicar que había reglas, leyes que se habían violado, que él no fue quien dio la orden a los policías. Pero para siempre se le quedaron las manos manchadas con la sangre de Adolfina Villanueva.

Dicen que la violencia es la máxima expresión de una voluntad de poder. También dicen que el poder no es otra cosa sino la magnificación del miedo. Controlar al otro, subyugarlo a toda costa es preciso e imperioso, porque en la mente del que domina, el otro está tramando su completa destrucción. Lo que más teme el dominador es convertirse en el dominado, la amita convertirse en la negra vacuna que tantas veces ella misma ha humillado, el representante de Dios en el pescador lleno de parásitos, buscando entre la yesca de las palmas gusanos que usar como carnada para poder comer. Por eso es que cuando las mujeres de la estirpe de Adolfina, mujeres duras de todas las razas, todas las clases, todos los tiempos, se enfrentan a los representantes del poder, bulle la sangre, explota la violencia más brutal, más sorpresiva. Que se lo pregunten a nuestra gobernadora saliente.

Aquella tarde del 6 de febrero del 1980, una brigada entera de policías abrió fuego sobre una mujer que, con tres de sus hijos (Agustín, de trece años, Betzaida de tres, César de un año y medio) y con su esposo, salió a defender su tierra. Ella los vio llegar y, en vez de arrastrarse, vacuna, sobre la arena, implorando a los poderes que la ampararan, salió machete en mano a enfrentar a los policías. Silbaron las balas. Cinco atravesaron la pantorrilla de su esposo. Una sola quebró el pecho de Adolfina, que corría escalera arriba a proteger a su prole. El oscuro animal de mangle quedaba reducido a un remolino de carne y sangre. Jamás se señalaron culpables. El Sargento Estrella y todos los policías acusados del crímen fueron absueltos en un juicio que más parecía carnaval de humillaciones para los familiares de la víctima. El juez Charles Figueroa se encargó de ello. Luego, la familia de Adolfina ganó una demanda contra el gobierno y el gobernador Rafael Hernández Colón le otorgó compensaciones monetarias por su tragedia. Pero nadie ha querido ni reabrir ni discutir públicamente la investigación del crimen. Allá se dejó que la tierra abrevara la sangre de la negra, que se la chupara entera, le diera cobijo eterno. Ahora sí que nadie la iba a desentrañar de aquellas tierras arenosas en Medianía Alta.

Los periodistas comprometidos hicieron todo lo que pudieron por denunciar el crimen a lo largo de estos veinticinco años, pero no ha pasado nada. La muerte de Adolfina Villanueva pasó a ser una más entre el amplio catálogo de muertes violentas de mujeres desafiantes. La muerte de Antonia Martínez gritándoles a los policías para que dejaran de abusar a los estudiantes, la muerte en llamas de Doris Torresola frente a la Corte Federal, el asesinato de Isabel Luberza Oppenheimer, la Madama de Marangüez, la de Luisa Nevárez Ortiz, a quien nunca se le probó que fuera culpable del crimen que la conducía a la horca. A esa se suman millones de formas de la violencia para callar a mujeres atrevidas, duras, la de Sor Juana Inés de la Cruz por desafiar al Obispo de Puebla (ni original fuiste, Cardenal Aponte, en tu crimen), el encarcelamiento de la escritora Nawal el Sadawi por atreverse a ser feminista en Egipto, la de las nuevas mujeres afganas, forjándose una vida de menor sometimiento a las fuerzas del poder económico y patriarcal. Lástima que el camino hacia la libertad tenga que abrevar tanta sangre. Honor que se siente el saber que una pertenece a una larga raza de mujeres de estirpe, valientes y desafiantes, mujeres duras que cada vez hacen la ruta más fácil, más acompañada, más recordable.

Hoy, 6 de febrero del 2005, se cumplen 25 años de la muerte de una mujer dura. Adolfina Villanueva. Era flaca y prieta como un látigo silbando en pleno aire, señalando la mano del verdugo y sus excusas. Y aunque muchos quisieran que su muerte no fuese nombrada nunca más, aquí estamos centenares de mujeres de la estirpe de Adolfina, recordándola.

Paradas estamos vigilando a los culpables, no olvidando sus nombres, al acecho. Y cada año que pasa, le sacamos aún más filo al machete en la mano.

Mayra Santos-Febres- profesora, poeta y narradora, autora de "Sirena Selena vestida de pena" y "Cualquier miércoles soy tuya".

domingo, 17 de enero de 2010

Artistas solidarios dan un abrazo caribeño a Haití el viernes 22 de enero y sábado 23 de enero en La Respuesta

La tragedia que sufre Haití y el llamado a la solidaridad han provocado que la mejor terna de músicos, actores y artistas plásticos del patio se junten en un Abrazo Caribeño por Haití, una actividad multidisciplinaria de recaudación de fondos que se celebrará este próximo viernes 22 de enero y sábado 23 de enero en el local La Respuesta, ubicado en la Avenida Fernández Juncos, esquina Calle del Parque, en Santurce.
 
Tego Calderón y los Majaderos, la performera Awilda Sterling, la banda Cultura Profética, los salseros de La PVC, la cantante Mima, los pleneros de Viento de Agua, el rapero Vico C, el jazzista Charlie Sepúlveda y el grupo de Teatro Breve serán algunos de los que pasarán por tarima en esta actividad de recaudación de fondos para los hermanos y hermanas haitianas.
 
La iniciativa surgió de conversaciones entre los artistas Siete Nueve y José Morales, propietario de La Respuesta, quienes dialogaron con Hilda Guerrero, del Comité Pro Niñez Dominico Haitiana, una organización puertorriqueña que lleva casi una década haciendo trabajo educativo y humanitario en la frontera entre Haití y República Dominicana. Entendieron que no había un minuto que perder para organizar la actividad dada la urgencia de dinero que se necesita para apoyar al vecino país en un esfuerzo sostenido y a largo plazo.
 
Al llamado ya han respondido Velcro, Medina Carrión y su Descarga Urbana, Intifada, Yuba Iré, Welmo, Los Niños Estelares, Macha Colón y los Okapi, Las Batuchicas, Adam Zoom, La Liga Rumbera, Tráfico Pesado, Nébula, DJ Adam, Sergio Rotman y Mimi Maura, Ikol Santiago, Omar García, Desde Cero, Dávila 666 y DJ Davey.
 
También se unirán José Luis Fofé Abreu, de Circo, la comunidad rasta, así como músicos haitianos residentes en Puerto Rico. Como presentadores del maratón estarán los actores Israel Lugo, Ricardo Alvarez, Lucienne Hernández, Eduardo Alegría y Kairiana Núñez. Del teatro, habrá representaciones por Jóvenes del 98,  Zahyde Pietri y Jerry Soto, y de la danza, Ballet Teatro Nacional, Sorely Muentes y su tango, y Vivian Bruckman con flamenco.
 
Otros artistas que complementarán los dos días de buena música serán Gisela Rosario, Rafy Díaz, Migdalia Luz Barens, los fotógrafos José Madera, Alex Díaz, Libertad Ayala, Javier Pesquera, Isabel Gandía y Abey Charrón, el dibujante Gustavo Castrodad y el pintor Beto Torrens.
 
El donativo que se recogerá en la entrada del evento es de diez dólares.  Todo lo recaudado durante Abrazo Caribeño por Haití será canalizado mediante el Comité Pro Niñez Dominico Haitiana y Solidaridad Fronteriza.
 

lunes, 11 de enero de 2010

Oposición a proyecto eco-turístico...Sigue la presencia de Adolfina

Oposición a proyecto eco-turístico
Sus planes de construcción han provocado el malestar de residentes en Naguabo.
''A mi tendrían que tumbarme como tumbaron a Adolfina''... dijo un residente de la comunidad Daguao ante posible desarrollo del Cotton Bay en Naguabo.


Leer Más: http://wapa.tv/noticias/locales/oposicion-a-proyecto-eco-turistico/20100110205103#ixzz0cJzhPPcZ

sábado, 9 de enero de 2010

A 30 años del magnicidio / 6 de febrero de 1980 / Homenaje Adolfina Vive

'Adolfina Villanueva, la heroína del pueblo puertorriqueño es el espíritu que mueve esta comunidad. A ella se le rinde el tributo y el homenaje que le corresponde como una madre puertorriqueña que ha defendido su hogar y su familia y que derramó su sangre por liberarla.' Lolita Lebrón
30 años después...
'Resistencia, firmeza, unidad, lucha y solidaridad fue el sentir de todas las personas que fueron expresándose desde la tarima...El público aclamó Adolfina Vive – La Lucha Sigue, recordando el ejemplo de esa valiente mujer negra, Adolfina Villanueva, que a principios de la década del 80, en Medianía Alta de Loíza, luchó machete en mano para que no le arrebataran su vivienda donde criaba a sus 6 hijos. Fue asesinada por el estado pero su luz de dignidad y valentía ha sido inspiración para miles de hombres y mujeres pobres que sólo buscan un techo donde vivir en esta isla de la fantasía donde cada día la desigualdad rampante va arropando nuestras vidas.' Marcha en Apoyo a Comunidad Villas del Sol
'Bajo consignas como “la vivienda es un derecho” y “Villas del Sol no se rinde” cientos de manifestantes de las comunidades Las Gladiolas, Los Filtros, Mainé, Clausell, El Hoyo de Pepe de Ponce, Villas del Sol, Barrio Bocas de Barceloneta, Río Piedras, comunidades aledañas al Caño Martín Peña, Manuel A. Pérez, Hill Brothers, Bo. Boca de Barceloneta, Santurce, Juan Domingo, Vieques y Villa sin Miedo, entre otras, le exigieron al gobierno que respetara su derecho a un hogar y cesaran las amenazas de desalojos.
Carmen Villanueva, líder comunitaria de Hill Brothers, recordó que esta lucha no es nueva, sino que las comunidades con escasos recursos económicos (aunque no humanos), siempre han sido marginadas por los entes hegemónicos, pero que también siempre ha existido la lucha y el esfuerzo colectivo para traer justicia a las personas que residen en estas comunidades. Rememoró el ejemplo de Adolfina Villanueva y como su valor y sacrificio han servido de modelo e inspiración a otras comunidades que han vivido experiencias similares a la sufrida por ella en Loíza.' Las comunidades reclaman justicia