viernes, 7 de febrero de 2014

Expresiones de Tati Fridman en el 34 aniversario del asesinato de Adolfina Villanueva

“Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra”. Palabras del mismo Jesus de Nazaret - Evangelio (Lc. 4, 21-30)

¡EN LOIZA la heroica ADOLFINA VILLANUEVA NO TIENE NI UNA LOCETA CON SU NOMBRE!
PERO en FILADELFIA, EEUU están los ADOLFINA VILLANUEVA TOWNHOUSES - 54 homes at 7th/8th and Somerset Streets, 1993-95.
Un programa Headstart opera en el ADOLFINA VILLANUEVA CHILD DEVELOPMENT CENTER, tambien en Filadelfia.

En SAN FRANCISCO, CALIFORNIA, Adolfina esta incluida en el famoso Maestra Peace Mural en el Women's Building. Otra Boricua, Lolita Lebrón, también está plasmada en esta obra artística que honra mujeres conocidas o desconocidas que son inspiración para que otras mujeres se fortalezcan con su ejemplo y enfrenten con valentía y conocimientos los males que aquejan sus comunidades..

El Edificio de Mujeres - The Women's Building of San Francisco - es un espacio comunitario, liderado por mujeres, que abogan por autodeterminación, igualdad de género y justicia social.
¡ADOLFINA VIVE! - desafortunadamente NO en el alma de demasiados loiceños.


jueves, 6 de febrero de 2014

Desahucio desde el palmar de Yvonne Denis Rosario

Desahucio desde el palmar1
Su desahucio todo el mundo lo comentó.
Justicia que en asesina se convirtió,
tronchando la vida humilde de una mujer:
la Ley aplicada mal deja de ser Ley.
(Tite Curet Alonso y Rubén Blades)


Con sus dos manos libres,  movió la aldaba de la puerta y salió.
Me llamo Adolfina Villanueva Osorio. ¿Qué vienen hacer aquí? –dijo firme.
Los que fueron a buscarla, se escondieron al escuchar la fortaleza y el tono decidido. Sintieron amenaza; acomodaron el índice ante el gatillo. Víctor Estrella recibió el vocablo como proyectil.  Detener la ráfaga de palabras que saldría de aquella boca, era su deber.  ¿Quién cuestionaría su labor policiaca?  Entonces, se levantó cual palma real, se acercó con certeza y disparó su escopeta, silenciándole la voz y el cuerpo.
El aguacero ahuyentó a los espectadores, que gritaban furiosos, indignados.  Aquellas palmas que se mostraron altaneras, recibieron el embate del agua y el viento, debilitándolas.  Los cocos rodaban sin agua, porque fueron arrancados del cobijo de las pencas. Luego cayeron ellas, unas arrastradas por la ventisca y otras colgaban. El mar se escuchaba embravecido, y las olas rompían en la orilla con rabia y hastío.  La arena que fue la alfombra natural de aquella vivienda humilde, se levantó mojada y cortante sobre todos. Entre los escombros, producto del “involuntario homicidio” quedaba una ventana de aluminio llena de agujeros, acribillada.
1 Estracto de Desahucio desde el palmar pertence a una colección de cuentos del libro Capá prieto de la escritora Yvonne Denis Rosario sobre historias de afrodescendientes puertorriqueños publicado por la Editorial Isla Negra (2009). La portada del libro es del artista loiceño Samuel Lind.

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miércoles, 5 de febrero de 2014

PROHIBIDO OLVIDAR en el Aniversario 34 del asesinato de ADOLFINA VILLANUEVA


de Edwin Reyes


Adolfina
madre mía
serena llora mi bomba
por tu ternura bravía
negra dura
de Loíza
el plomo de los cobardes
no pudo con tu sonrisa

Adolfina
vas dormida
como una sangre secreta
que mis versos ilumina
madre brava
flor de ira
los perros que te mataron
tienen la sombra vencida

viento arena
casuchita
en el huerto de los niños
retumba la pesadilla

¡ay la tierra
defendida!
una máquina implacable
viene arrasando su orilla

¡no te asomes
madrecita
que los malos ya nos cercan
con sus botas de ceniza

como fiera
perseguida
por sus negritos del alma
salió a pelear Adolfina

con su hombre
decidida
hizo frente a los verdugos
sedientos de sangre limpia

ya el disparo
la derriba
sobre la arena de plata
cae una flor amarilla

con las piernas
malheridas
Agustín la sobrevive
en una doble agonía

como gota
suspendida
el niño que vio la sangre
aguarda la sacudida

dos hay dentro
sin noticias
tres ajenos en la escuela
y éste que vio la ignominia

los vecinos
se aproximan
el miedo mide los pasos
que la rabia precipita

Veré mundo
el matricida
comiendo coco sangriento
ordena desde una esquina

ya se llevan
la familia
madre muerta y padre herido
casa y corazón en trizas

los verdugos
ya no miran
el viento de la desgracia
los encoge y los humilla

(Tomado de: Son cimarrón por Adolfina Villanueva, 1987)

DESAHUCIO- WILLIE COLON Y RUBEN BLADES

Para Adolfina


Dalia Nieves Albert
Para Adolfina

Usted ha puesto sonidos a su nombre
Adolfina Villanueva Osorio
Ha puesto campanas en su muerte
Adolfina Villanueva Osorio
peces del mar habrán salido a su encuentro
habrán coronado su cuerpo
que se atrevió a morir
gritando sobre la tierra
Noche de mar se cierne sobre nosotros
destrucción de hogares
y peces volando sobre la cabeza de
Adolfina Villanueva Osorio
usted se atrevió a gritar
en una isla cercada de silencio
y acribillaron su voz
acribillaron su cuerpo
y usted siguió gritando
y hasta mí llegó el silencio ensangrentado
del poema frío y muerto
de niños que conocieron el grito
y del grito que no conocerá el silencio.

DESAHUCIO EN EL PALMAR… “Yo creo que ellos fueron allí a matar” Marta Villanueva

Reproducimos este escrito recordando lo acontecido un 6 de febrero de 1980 en la Medianía.. 

Cuento: DESAHUCIO EN EL PALMAR… “Yo creo que ellos fueron allí a matar” Marta Villanueva

Nota: Desahucio en el Palmar, uno de los cuentos del libro Capá prieto, recoge la historia del asesinato de Adolfina Villanueva un 6 de febrero de 1980 en Loíza, Puerto Rico. Su hermana Marta lo relata en este reportaje publicado por el periódico El Nuevo Dia el 7 de febrero de 2010. Marta fue entrevistada por la escritora Yvonne Denis y sus relatos fueron los que generaron la creación de dicho cuento desde bases históricas.
“Marta Villanueva recuerda vívidamente la muerte de Adolfina, ocurrida hace 30 años.
Por Jorge L. Pérez / jperez@elnuevo.com
http://www.elnuevodia.com/yocreoqueellosfueronalliamatar-668915.html
Adolfina Villanueva Osorio tenía 34 años cuando, el 6 de febrero de 1980, murió baleada por la Policía que intentaba desalojarla de la humilde casa de madera localizada en el sector Tocones del barrio loiceño de Medianía Alta. La mujer presuntamente había salido machete en mano de la casa en que vivía con su esposo y sus seis hijos para enfrentar el masivo operativo del desahucio, compuesto, según se informó entonces, por cinco alguaciles y 16 policías.
Adolfina murió de un disparo en el costado. Su esposo, el pescador Agustín Carrasquillo Pinet, quedó herido de cuatro balazos en una pierna. Dentro de la casa, de acuerdo a un estremecedor relato que el viudo le hizo días después al reportero José Rafael Reguero, de El Nuevo Día, algunos de los seis hijos -de entre 2 y 12 años, todos nacidos en el mismo lugar- lloraban a gritos en medio del tiroteo.
Según éste, la policía continuó disparándole a la casa aún después de matar a su esposa y herirlo a él, y completó su faena lanzando gases lacrimógenos.
El desahucio se completó a cabalidad, de acuerdo a la orden de un juez: la acción violenta comenzó en la mañana; una aplanadora hubo de derribar la vivienda de madera antes de que anocheciera. La orden legal se produjo a raíz de un caso presentado por el terrateniente Veremundo Quiñones, quien compró los terrenos que el dueño anterior le había cedido al padre de Adolfina y éste, a su vez, permitió que construyera su vivienda el pescador Carrasquillo luego de casarse con su hija.
Días atrás, Marta Villanueva, hermana menor de Adolfina, quien era entonces estudiante de la UPR de Río Piedras y, es hoy en día directora de escuela, recordó con emotividad lo ocurrido 30 años atrás.
“Yo creo que ellos (los policías) fueron allí a matar”, dijo. “Mi cuñado se salvó porque se hizo el muerto y ellos no se dieron cuenta hasta después”.
Su cuñado, prosigue, fue quien identificó al sargento Víctor Estrella como quien hizo el disparo que mató a Adolfina. Estrella fue absuelto en el juicio. “El problema fue que se le acusó de asesinato y no se pudo probar la premeditación”, dice Marta Villanueva. “En ese juicio hubo muchas irregularidades y se dijeron muchas medias verdades y mentiras: se habló de que mi hermana había salido con algo en la mano para agredir a la Policía, pero también dijeron que en la casa habían encontrado unas bombas molotov”. “Las supuestas bombas molotov eran unas grillas que usaba mi cuñado para alumbrarse de noche cuando salía a pescar o a cazar jueyes”.
Y, según Marta, la demolición de la vivienda tuvo también el efecto de borrar gran parte de la evidencia.
“Antes de que lo acabaran todo, logramos rescatar una ventana”, dijo. “Estaba llena de agujeros de balas”.
“Según la prueba de balística, los agujeros iban hacia adentro, hacia el interior de la casa”.
Allí estaban en esos momentos los tres hijos menores del matrimonio: los mayores habían partido hacia la escuela.
Dos de los hijos han muerto ya. Otro estuvo preso largo tiempo en los Estados Unidos.
“Destruyeron a esa familia”, dijo Marta. “Esos niños se criaron sin una madre que los pudiera ayudar”.
A pesar de esto, y quizás acrecentada en parte debido al fallo judicial, Adolfina Villanueva ha quedado plasmada como un símbolo perpetuo para los que antes y después han luchado por permanecer en sus tierras ocupadas.
“Quizá pueda decirse que ahora las autoridades son un poco más cuidadosas”, dijo Marta, “pero los abusos de la Policía continúan y se sigue sacando a la gente de las tierras que vienen ocupando desde hace tiempo”. “
~ por Yvonne Denis en febrero 7, 2010.
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